drodriguez 31 marzo, 2013

Miles de estudiantes, de escuelas públicas y privadas, participan de programas que fomentan el espíritu creativo y la capacidad de iniciar y mantener un negocio.

Participantes del programa Pioneros, de la Universidad de San Andrés.

La Argentina está entre los veinte países más emprendedores, según el último estudio de Global Entrepreneurship Monitor (GEM), que mide la tasa de actividad emprendedora a nivel mundial. Pero emprender no es solo cosa de grandes.

Así lo demuestran los programas impulsados por distintas organizaciones destinados a motivar la capacidad emprendedora de los jóvenes en etapa escolar. El objetivo: fomentar desde temprana edad el espíritu creativo que caracteriza a los argentinos.

Si en el mundo adulto el emprendedorismo es muchas veces la opción para escaparle a la crisis o resulta el camino de la independencia profesional, para los chicos «puede significar un antes y un después porque influye en su futuro laboral notablemente y, en muchos casos, en la toma de decisión para la elección de una carrera universitaria«, dice Eduardo Marty, director y promotor de la sede local de Junior Achievement, fundación de origen estadounidense creada en 1919 y replicada en 130 países.

Los cursos de Junior Achievement llegan anualmente a 60 mil alumnos argentinos tanto de escuelas públicas como privadas.

El contenido gira alrededor de economía y negocios, pero adaptado para chicos de 5 a 19 años. Existen decenas de programas pero el que sobresale es La Compañía, a través del cual los alumnos durante tres meses aprenden a planificar, desarrollar y operar una empresacirculando dinero real y participando de todas sus áreas: Management, Finanzas, Recursos Humanos, Producción y Marketing. El proceso incluye el contacto con posibles inversores y una muestra de productos al público.

Matías Eisbruch, ex participante y actual director de Operación de la fundación, sostiene: «Mi experiencia como achiever (algo así como persona exitosa) no solo me sirvió para ratificar mi vocación sino principalmente me ayudó a formar mi carácter, fortalecer mi autoestima, aprender a trabajar en equipo y comprender la idea de queuno es dueño de su destino«.

Otro programa que apunta a los chicos es Ashoka, una red global de emprendedores sociales que desde hace 25 años trabaja a nivel mundial bajo el lema «Todo el mundo puede cambiar el mundo«. El foco está puesto en los más chicos, dado que, según esta organización, es fundamental que las personas descubran en forma temprana «su capacidad de liderar la transformación social«.

«La juventud es una etapa clave en la que se definen valores e intereses y un joven que toma la iniciativa es capaz de descubrir el poder de sí mismo y de los otros para transformar las circunstancias. Además, el emprender facilita la incorporación de conocimientos y habilidades primordiales para la inserción en el mundo laboral«, explica Marina Mansilla, directora de Avancemos Cono Sur. Con proyectos como el de Capital Semilla, la red brinda apoyo económico y seguimiento a ideas innovadoras vinculadas a contribuir al bienestar social.

Asumir riesgos

Desde un punto de vista más académico, el programa Pioneros de la Universidad de San Andrés, les brinda la posibilidad a jóvenes de entre 16 y 18 años de aprender a presentar un plan de negocio y defenderlo frente a un jurado, conocer las experiencias de emprendimientos exitosos y desarrollar características de liderazgo, en un contexto universitario. Sergio Postigo, director del programa, resume: «Buscamos desarrollar las competencias necesarias para emprender y asumir riesgos.

Desde hace diez años cada verano alrededor de 30 chicos participan de Pioneros. La inscripción es hasta el 14 de febrero y el inicio es la tercera semana del mismo mes.

Una opción novedosa que comenzó a implementarse el año pasado es la que propone el Gobierno de la Ciudad con Generación Emprendedora. Consiste en un programa orientado a alumnos de cuarto, quinto y sexto año de escuelas medias y técnicas, públicas y privadas. La propuesta consta de una jornada en el Centro Metropolitano de Diseño en la que los alumnos participan de charlas con emprendedores y de talleres orientados al desarrollo de habilidades emprendedoras y de liderazgo, resolución de situaciones imprevistas, detección de oportunidades y negociación, y descubrimiento de la vocación. En las jornadas ya participaron más de mil alumnos.

Betania Aprile, coordinadora de Generación Emprendedora, asegura: «Es emocionante ver cómo la expresión de los chicos se modifica cuando descubren que juntos alcanzan un objetivo. Se asombran y se potencian. Deja de ser importante la pertenencia para tener protagonismo la oportunidad de ser emprendedor y el saber que juntos pueden lograrlo«.

Asimismo, el gobierno porteño apunta a capacitar por año a 200 docentes para que lleven al aula temáticas relacionadas al emprendedorismo y está desarrollando un videojuego simulador de emprendimiento con el objetivo de que las escuelas lo pongan en práctica.

Enseñanza integral

Más allá de acercarles a los jóvenes las herramientas básicas para emprender un negocio, los responsables de estos programas aseguran que apuntan a una enseñanza integral. El hincapié no está puesto en los beneficios materiales que pueda otorgarles un emprendimiento puesto en marcha sino en lo que el proceso creativo pueda aportarles «para la vida«. «Un chico que comprende que para satisfacer sus propias necesidades tiene que pensar creativamente cómo mejorar la calidad de vida de sus vecinos, es una persona que se inserta armónicamente dentro del tejido social«, sintetiza Marty.

 

Clarin.com