drodriguez 9 octubre, 2014

Pareciese una escena de ficción, pero no lo es. Desde el mar de Las Toninas, una de las localidades del Partido de la Costa, salen tres cables de fibra óptica que le brindan Internet a prácticamente toda la Argentina.

Ese cable le pertenece a la compañía Level 3, una empresa que le vende el servicio de datos a los más grandes proveedores de Internet de la Argentina. Uno de los otros le pertenece a Telefónica y el restante a un consorcio de compañías.

El cable que la da red al país entra por debajo de la arena a poco más de un metro y medio aunque en alta mar puede llegar a estar a más de 4.000 metros, recorre dos kilómetros por debajo de las calles de Las Toninas recubierto de una protección de hormigón y entra a la inmensa oficina de Level 3, que tiene medidas de seguridad de última generación para que ningún imprevisto pueda suceder.

Desde aire acondicionados de repuesto para que los equipos estén perfectamente refrigerados, pasando por dos generadores que pueden mantener la planta durante un mes funcionando -incluso aunque el servicio de luz tenga inconvenientes-, hasta un salón con tanques que liberan un gas que apaga cualquier tipo de incendio que tenga lugar en los diferentes salones repletos de computadoras, servidores y complejos aparatos que distribuyen la información.

El cable es de fibra óptica, tiene 7cm de diámetro y, aunque parezca poco, tiene sólo cuatro pares (un cable envía datos y otro recibe) de hilos finos como un pelo que transmiten luz. Esa luz se trata de la información que viene de diferentes partes del mundo. Cada par de hilos transportan 1.6TB por segundo.

Las oficinas donde llega el cable parece una base sacada de una película estadounidense de militares donde entrar es mas complicado que ingresar a la CIA. Si bien pareciese que se necesita un ejercito de ingenieros para controlar semejantes tecnologías, los encargados son solo tres. En el lugar, además de esos tres ingenieros, trabajan dos personas de seguridad y uno de mantenimiento.

Los ingenieros son los encargados de trabajar en la constante revisión del cable, que trabaja con un sistema de anillos por si se llegase a cortar tanto por culpa de la pesca de arrastre como por anclas de embarcaciones. Si sucede eso, la información gira hacia el otro lado y toma otro camino.

El cable fue tirado en el 2000 desde un barco en el que ingenieros trabajaron con robots

Desde ese momento nunca se corto, pero si llegase a suceder, como pasa habitualmente en otros lugares del mundo como el Mediterráneo en el que el tránsito marítimo es mucho mayor, el proceso para repararlo está preparado.

Los ingenieros estudian donde se encuentra el problema, envían a un barco con expertos y levantan las dos puntas del cable con ganchos o robots. A la primera le ponen una boya para poder encontrarlo, van hacia la otra punta, la levantan y lo arreglan. Si bien suena fácil, este proceso puede tomarles alrededor de 20 días.

El cable de fibra óptica, que va desde Las Toninas a Santos, en San Pablo, forma parte del SAC (South American Crossing), que es una red de cables que le dan la vuelta a toda América Latina. En total, esa red tiene 20.000km.

Por momentos, dentro del edificio, parece que se transportaron al año 2000, cuando fue tirado el cable. En él hay viejas y lentas computadoras a través de las cuales se puede controlar toda la información. Es que no hace falta más ya que con esas laptops y computadoras con monitores a tubo que están conectadas a Internet a través de una red súper segura para evitar problemas de seguridad e intrusión de hackers, se puede obtener absolutamente toda la información necesaria sobre la fibra óptica que viaja a un promedio de 4.000 metros de profundidad bajo el mar.

Los sistemas permiten saber dónde se corto, si funciona mal y si hay un lapso que necesita reparación

Si bien que el cable se encuentre en Las Toninas es extraño, hay una lógica detrás. La localidad costera es el lugar donde se encuentra el mar puro mas cerca de Buenos Aires.

El cable debe ser posicionado en el mar ya que hay mucho menos trasporte marítimo y, por ende, menos posibilidad de cortes o problemas. Además, el Río de La Plata tiene el fondo mucho mas cenagoso, y el tendido podría llegar a hundirse haciendo que sea muy complicado de recuperar para reparación.

Esta instalación es tendida después de un importante estudio del terreno. Hay que elegir la ruta menos complicada, sin montañas ni sobresaltos. Para el tendido el barco utiliza un sistema que, antes de posicionar el cable, hace un hueco en la arena que lo entierra.

Y aunque en el imaginario popular se piensa que las señales de Internet vienen a través de grandes satélites, no es así, sino que llega a través de cables de lo más pequeños que son controlados por un grupo de ingenieros en Las Toninas.