drodriguez 29 marzo, 2016

En los Juegos Olímpicos y en casi cualquier deporte federado es ilegal que los participantes mejoren sus habilidades con la tecnología, por ejemplo mediante implantes cibernéticos. En el Cybathlon 2016, las primeras olimpiadas para cíborgs de la historia, ocurre todo lo contrario: es un requisito.

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Pero no pienses en superhombres con visión de rayos X, una fuerza sobrehumana y saltos imposibles (por ahora). Los juegos para cíborgs pretenden demostrar cómo la ingeniería y la electrónica permiten a los discapacitados motrices completar grandes hazañas impensables sin ayuda de toda esta innovación. El evento, organizado por la Escuela Politécnica Federal de Zúrich, arrancará en octubre con su primera edición.

Habrá carreras en las que personas con parálisis tendrán que utilizar sus bicicletas reclinadas a través estímulos eléctricos para mover sus músculos, otras en las que superarán obstáculos con la ayuda de un exoesqueleto o una silla especial y otras en las que trasladarán objetos con un brazo robótico. Es una competición que premia tanto a la destreza del hombre para colaborar con la máquina como el ingenio que hace posible las distintas prótesis biónicas, que se controlan con la mente o con mandos a distancia.

Según los organizadores, los participantes del Cybathlon no son considerados atletas sino pilotos. “No tiene tanto que ver con fuerza y velocidad como con el control del cuerpo y del dispositivo” dice Robert Riener, profesor de la universidad suiza, en un completo reportaje de IEEE Spectrum. Varias de las categorías del torneo imitan obstáculos de la vida real en los que las personas discapacitadas se podrían servir estos dispositivos robóticos, por lo que los organizadores esperan impulsar la innovación en este sentido.

Está previsto que participen 80 diferentes equipos en el Cybathlon 2016 (grupos de ingenieros detrás de cada participante) y que la BBC y NHK den cobertura al evento desde Zúrich. Si la competición despierta interés, la próxima edición podría llevarse a cabo en Tokio, coincidiendo con los Juegos Olímpicos de 2020.

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