drodriguez 11 noviembre, 2015

Investigadores del Instituto Nacional de Tecnologí­a Industrial (INTI) desarrollaron un proceso que permite la utilización del plástico tipo PET -típico de los envases de bebidas- En las impresoras 3D, facilitando y abaratando la operación de esta tecnología, además de favorecer la producción nacional de un producto que hasta ahora era importado.

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El desarrollo fue planteado en el INTI por una empresa dedicada al software y a la publicidad que ante el costo y las complejidades de trabajar con los insumos importados cómo el PLA (ácido poliláctico) o el ABS (acrilonitrilo butadieno estireno) se propuso encontrar una fórmula para utilizar el mismo plástico PET con el que se hacen los envases.

«Yo primero comencé a abordar el tema leyendo mucha de la bibliografía que estaba disponible y juntándome con la gente que ya disponía de los equipos porque en ese entonces el acceso a la tecnología aún era complejo, pero ni bien pude monté mi primera impresora 3D para experimentar«, explicó Guido Palazzo, un químico de 32 años que integró el equipo del INTI en este proyecto.

«La gente de la consultora ENYE vino al INTI y nos planteó el desafío de desarrollar un plástico PET que pudiese utilizarse en impresoras 3D, porque el que venía de afuera no terminaba de funcionar«, recordó.

Palazzo destacó que su «trabajo consistió en la investigación de patrones de proceso, para que el PET de las botellas pueda funcionar en cualquier impresora«.

«Esto derivó en varias líneas de investigación, como las mezclas de reciclados para que funcionen como insumos de impresión 3D; y en ese camino encontramos un material que funciona y que tiene mucho potencial para trabajar en base a plásticos reciclados«, añadió.

El químico indicó que «el filamento para impresión 3D es un producto semielaborado que hoy en Argentina puede ser producido por las empresas transformadoras de plástico que están instaladas y tienen la capacidad de triturar las botellas y obtener el material del reciclado limpio«.

En este sentido, evaluó que «las maquinas para transformar plástico cada vez se miniaturizan más rápido, y con la masificación de las impresoras 3D es posible que en no mucho tiempo todo el proceso sea doméstico«.

El presidente de ENYE, Horacio Acerbo, contóque si bien su empresa se dedica «escencialmente al software y la publicidad, cuando el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) emitió un documento solicitándole a autoridades de todo el mundo la instalación de impresoras 3D en todas las escuelas entendimos que teníamos algo que aportar en ese sentido«.

«Le planteamos a una empresa de gaseosas con la que trabajamos mucho que impulse la instalación de impresoras 3D en todas las secundarias técnicas del país, y ellos nos desafiaron a poder utilizar cómo insumo el plástico de las botellas recicladas«, agregó.

«Cuándo nos pusimos a investigar todos nos trataban de locos, porque lo que planteábamos al querer utilizar PET reciclado en impresiones 3D es algo que muchos habían pensado pero que nadie había resuelto«, recordó Acerbo, y agregó: «Nos dijeron que no se podía o que era inviable, pero cuando llegamos al INTI con nuestro requerimiento encontramos un equipo que se hizo cargo del desafío y nos dio la respuesta«.

Al respecto, enfatizó que «desde el éxito de la experiencia hay que señalar que una investigación así sólo es posible a través del INTI, que cuenta con equipos interdisciplinarios que no hay en ningún actor del sector privado y cuenta con investigadores que viven con pasión cada proyecto«.

«La versión del PET que se consiguió permite que los procesos de impresión sean más baratos y eficientes, además de que nos convertimos en los primeros proveedores nacionales de un producto que hasta ahora era importado«, subrayó.

«Ya colocamos una tonelada de este material en el mercado doméstico y el mes que viene vamos a enviar nuestra primera exportación de cerca de cuatro toneladas a los Estados Unidos; no es una cantidad significativa, pero cuando se masifiquen las impresoras 3D la demanda va a crecer muchísimo«, informó.

El empresario consideró que Argentina «tiene mucho para crecer en el dominio de esta tecnología, sobre todo por la inagotable cantera de creatividad y conocimiento de nuestro pueblo«, y en este sentido destacó que hace poco estuvo en la feria World Maker Faire de Nueva York, que concentra exponentes internacionales del sector «y tres de los cuatros proyectos distinguidos fueron argentinos, entre ellos un secuenciador genético de apenas 600 dólares o la impresión 3D de libros en braile«.

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