drodriguez 19 septiembre, 2021

Son estudiantes de cuarto año de la EPET Nº 39 de El Soberbio y buscan que los usuarios puedan movilizarse por sí solos.

Corría el año 2016 y los alumnos que cursaban el cuarto año de la orientación electromecánica en la Escuela Técnica Nº 39, de El Soberbio, tuvieron la idea de crear un prototipo de silla de rueda motorizada, debido a que notaban que en la comunidad existía un número importante de individuos que necesitaban movilizarse por sí mismos.

Participaron en el armado y confección tres alumnos de la institución educativa: Jonathan Hildebrant, Camila Savanco y Camila Canova, quienes construyeron el prototipo que es movido a través de un joystick de videojuegos y un motor de arranque.

Aún faltan algunos retoques finales para que quede totalmente lista para usarse. La falta de presupuesto postergó hasta el día de la fecha la finalización de dicho proyecto. Por lo que por el momento no se pudo completar el sueño de las personas que anhelan moverse por sí solas.

Los elementos que se necesitaron fueron donados por comerciantes de la zona y el hospital local que cedió en préstamo la silla de ruedas para que pudieran aplicarle el motor de arranque y joystick, debido a que la escuela no contaba con fondos suficientes para la compra de los elementos necesarios para el desarrollo y puesta en marcha del prototipo.

La idea y el fin del proyecto siempre fue generar un beneficio a la comunidad, que en este caso fue ayudar a una o varias personas con problemas de movilidad, que necesiten manejar de una manera más rápida su silla de ruedas.

Los profesores también colaboraron, cada uno en su especialidad. El proyecto tardó aproximadamente unos cuatro meses en ser concretado.

Desde la institución comentaron que los alumnos de la EPET Nº 39 siempre son orientados a construir o fabricar elementos que sirvan de ayuda al otro, es decir, que tengan un fin social en la comunidad en la que viven.

El director del establecimiento afirmó que “la matriz de la escuela siempre fue formar alumnos con un profundo compromiso social”.

La silla continúa alojada en el taller a la espera de ser terminada y servir de uso para una persona con escasos movimientos.

Jonathan, un ex alumno, expresó que “es un orgullo poder ayudar a alguien del pueblo que lo necesite”.

 

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