Ingenio en el aula Van a una escuela técnica de Quilmes y desarrollaron una máquina con la cual fabrican elementos que usan en clase.
El aula, aparte de un espacio de conocimiento y aprendizaje, se transformó en una cápsula creativa para un grupo de alumnos de la Escuela Técnica N° 7 de Quilmes. Comandados por el profesor del departamento de Aviónica, Norberto Molinari, chicos de quinto, sexto y séptimo año desarrollaron una impresora 3D bautizada “CDT ED1”, que es capaz de convertir prototipos de dos dimensiones en objetos tridimensionales para utilizarse en matricería y fabricación de piezas.
Del proyecto, que comenzó a mediados del año pasado, participaron seis alumnos y dos docentes del departamento de aviónica, que se especializa principalmente en instrumentación, censores y protocolo de control numérico.
La propuesta fue pensada para que los alumnos pudieran generar sus propios materiales de trabajo y así autoabastecerse para la realización de futuros proyectos.
“Hicimos una impresora 3D con la tecnología existente, capaz de imprimir objetos de 300 x 300 x 300 milímetros y vamos a hacer una que pueda hacer de 300 x 300 x 700 milímetros. Significa que estamos haciendo una reingeniería, tratando de que el diseño argentino de una placa de control sea utilizada en este tipo de dispositivos”, explicó Molinari.
Los chicos de la escuela de Quilmes tuvieron la oportunidad de presentar su creación en la 42ª Feria del Libro, donde contaron con un stand propio. Nahuel, Franco, Martín e Inmanol comentaron que la experiencia en el stand de la Fundación Solydeus fue bárbara y que la gente les preguntaba detalles.
“Se pueden hacer todo tipo de piezas y el tamaño puede variar, pero también se pueden hacer varias piezas pequeñas que se encastren y así agilizar el proceso de fabricación que permite lograr una más grande”, precisó Nahuel.
Uno de los objetos que los alumnos realizaron fueron las palas de un aerogenerador, pero en miniatura. Es decir, un prototipo a escala de un aerogenerador.
Los jóvenes emprendedores resaltaron que la idea de presentar este instrumento fue para explicar que “el equipo se originó para que nosotros, como alumnos y futuros profesionales, podamos generar piezas propias para nuestros trabajos, extenderlo a otras escuelas y también pensarlo para la comunidad en general”.
Muy suelto y confiado, Inmanol aseguró: “El trabajo no fue tan complicado. Se trata de diseñar una pieza, pasarla a un programa o software e imprimirla como se hace con cualquier impresora que conocemos”.
La escuela, conocida como IMPA, es única en su tipo: tiene dos especialidades, aeronáutica y aviónica, por lo que promueve el desarrollo de productos con proyecto final en la última etapa de estudio de los alumnos. Para el jefe de departamento de la escuela, Marcelo Estévez, “en este caso el proyecto de la impresora 3D puede servir para todas las escuelas técnicas en general, por eso decimos que es una idea pensada con un alcance mayor, a futuro”.
En el emprendimiento se involucraron alumnos desde quinto a séptimo año en las distintas etapas de realización. Por ejemplo, los estudiantes de quinto llevaron a cabo el control óptico y los de séptimo se dedicaron al software. La idea de reemplazar la electrónica existente por electrónica de fabricación, apuntó a que la máquina funcione con la computadora industrial abierta, que pueda hacer piezas de hasta 700 milímetros en altura.