Las pautas para construir una organización que defina colectivamente los criterios y valores de su cultura, en lugar de ser «bajada» por un «líder».
por Mariano Stampella CEO de FDV Solutions, egresado Promoción 1997
Existe un problema esencial cuando se intenta definir una cultura. De hecho, definir «cultura» es en sí un problema, ya que estamos inmersos en ella y nuestra propia reflexión la modifica. Personalmente, me gusta hablar de cultura como un conjunto de interpretaciones, creencias y valores de un grupo de personas que definen su forma de actuar y relacionarse con la realidad y entre ellos. Un entramado social desde el cual interpretamos al mundo.
Sin embargo, llevar estas palabras a la práctica es un trabajo complejo que no tiene un final determinado; es un camino a transitar diariamente. Ahora, y solo para simplificar el problema, supongamos que podemos influir de forma activa y planificada sobre la cultura de una organización. El proceso sería probablemente el siguiente: un grupo de directores con algunos gerentes y mandos medios reunidos buscando describir la cultura actual y la que se desea construir. Probablemente se organizarán actividades de team building y, coordinados por «coachs», tratarán de definir una nueva cultura que luego será bajada al resto de la organización. El problema de este mecanismo es que existen generadores y consumidores de la cultura, aquellos que definen los criterios y valores; y los que deben incorporarlos.
En general, el número de consumidores siempre supera ampliamente al de generadores, y uno de los atributos implícitos en ese mecanismo es el de «consumir» como regla y «generar» como excepción.
¿Cómo podemos hacer para construir una empresa de «generadores» de ideas? No creo que exista una respuesta única, ni siquiera me parece inteligente considerar que la respuesta pueda ser individual. La cultura de una empresa de «generadores» debe surgir del grupo y no puede ser «consumida» luego de una idea brillante de un «líder», sino que define el liderazgo compartido y lo potencia al espacio de la reflexión sobre la cultura misma. En mi experiencia, ayuda:
- Mostrar un compromiso profundo con la escucha. Estar dispuestos a preguntar mucho y a aceptar miradas diferentes.
- Inspirar con el ejemplo, mostrar un deseo constante de soluciones colectivas, valorando la diversidad.
- Respetar siempre todos los puntos de vista, aún cuando no haya acuerdo, mostrar que participar y generar es la norma, y que consumir es una excepción.