El combustible de su auto no es gasolina sino miel: etanol hecho a partir de miel de abejas, para ser más exactos. Luiz Jordans Ramalho es un apicultor brasileño de 46 años que descubrió una inédita forma de producir combustible con la miel que sobra tras los controles de calidad.
Un día se preguntó cómo aprovechar ese «descarte del producto» y, luego de hacer varios experimentos, encontró una respuesta.
Su inquietud comenzó en 2012, cuando creó un proyecto para aprovechar los remanentes de miel, con el objetivo de producir extractos como alcohol etílico para producir cachaça o aguardiente de miel.
Jordans, que es de Vitória da Conquista, en Bahía, consiguió financiamiento público para comprar los equipos que le permitirían iniciar los primeros ensayos en un pequeño laboratorio casero.
¿Cómo llegó al combustible?
Durante el proceso químico, el descarte de miel entra en fermentación en un tanque de 250 litros durante un período de 5 a 15 días. Con la primera destilación, Jordans se puso a producir aguardiente de miel, un producto que vende a US$15 el medio litro. Sin embargo, no estaba satisfecho porque aún tenía miel sobrante que no era aprovechada de ninguna manera.
Fue así como en 2015 se le ocurrió la idea de enviar esa miel a un laboratorio para determinar exactamente su composición y supo que tenía una graduación alcohólica de 80%, cercana a las normas de la ANP (Agencia Nacional de Petróleo) para el etanol que se utiliza en vehículos (que es de 94,5%).
Adiós a la gasolina
«Hice una prueba con mi auto y funcionó«, dice Jordans, aunque notó una reducción de la potencia del motor del vehículo a medida que avanzaba. «Pierde fuerza, sobre todo en subidas o cuando adelanto«, reconoce.
Después de varios ensayos, comprobó que el etanol de caña de azúcar rendía 7 kilómetros por litro, mientras que el etanol de miel, 5. Hizo algunos ajustes, vio que las cosas daban resultado y decidió decirle adiós a la gasolina.
Hoy produce 50 litros a la semana, lo utiliza para consumo personal y no tiene planes de vender. Su objetivo inicial era encontrar una solución para las sobras de la miel, y se siente orgulloso de haber llegado a la meta. Nunca se propuso levantar una empresa, sino contribuir al cuidado del medioambiente.
«Es una responsabilidad ecológica«, comenta.
Especialistas dicen que el producto de Jordans puede ser mejorado con algunas técnicas especializadas. Si eso ocurriera, quizás algún día el etanol de miel -con mayor graduación alcohólica- podría llegar al mercado.