Enseñan técnicas para probar y medir la calidad de un desarrollo de software, se suelen articular con otras organizaciones sociales para ayudar a una población específica.
Todo arrancó en 2006, hace 13 años. Mariano Stampella, un talento egresado de la Indu :-), y otros colegas suyos del rubro del software -hoy parte de empresas como intive y 7Puentes– viajaban los sábados a un comedor en la zona sur del conurbano bonaerense para hacer actividades recreativas con chicos del lugar. Carlos Lizarralde -o «Charly» para Mariano- había trabajado con Stampella en una consultora. Fue él, oriundo de Adrogué, quien lo invitó a participar de la actividad. «Siempre pensamos que era re altruista, hasta que después se puso a salir con una chica del grupo y le empezamos a decir que nos hizo acompañarlo por eso«, cuenta Mariano. Sin embargo, la actividad tuvo sus frutos. De esa mezcla de voluntarios provenientes de distintas disciplinas surgió la idea de armar una sala de computadoras.
Después de dos años de dar cursos de casi todo a alguien se le ocurrió enseñar testing; es decir, técnicas para probar y medir la calidad de un desarrollo de software. De ese experimento surgió el Proyecto Nahual, una iniciativa llevada a cabo por voluntarios de todo el país para compartir e impartir conocimientos de forma gratuita, conectarse con diferentes comunidades y colaborar con ellas con el fin de ayudarlas en lo que necesiten. Así ya consiguieron un empleo formal cerca de 300 personas e incluso nació Nahual IT, una empresa que ofrece servicios de testing y solo contrata egresados del Proyecto Nahual.
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Su historia
«Los primeros años tratamos de enseñar cosas pero nos fue super mal. Manteníamos la actividad de jugar con los chicos y tratábamos de hacer cosas con las compus, queríamos enseñarles cómo hacer videouegos pero nadie aprendía nada. Estuvimos muchas veces a punto de dejar todo porque éramos malos docentes. Veníamos de la UBA, de ser docentes universitarios, y nos pensábamos que las clases eran así. Lo de jugar con los mas chiquitos salía re bien y surgían actividades re lindas, por eso seguíamos yendo«. El que habla es Mariano Stampella, hoy socio de intive. Para superar ese primer obstáculo el grupo se reunió con docentes y psicopedagogos, un grupo de consejeros del que participó hasta la suegra de Mariano.
La posibilidad de que esta iniciativa generara una salida laboral surgió de casualidad. «En 2008 se nos empezó a inundar el comedor y el agua llegaba hasta la sala de computadoras. Le pedimos una mano a Hexacta, una empresa amiga que también hace IT, y ahí conocimos a Juan Navarro. Esta consultora tenía un programa por el que donaba parte de sus ganancias a proyectos sociales. Nosotros queríamos usar esa donación para techar el comedor y que no entrara más agua a la parte de las computadoras, pero Juan nos respondió que él quería ir un paso más allá y darle empleo a la gente«, resume Stampella. Así fue como en una reunión de voluntarios a alguien se le ocurrió enseñar testing.
La idea surgió en parte porque el grupo se dio cuenta que tenían que enseñar algo que no requiriera a las personas tener una computadora en su casa y estar todo el tiempo online para practicar. Con las pruebas de software, los que participaban del Proyecto Nahual podían ir a un cibercafé en la semana y repasar lo aprendido sin tener que instalar nada raro. «Cuando uno testea trata de ser como un usuario final, entonces la computadora que se usa es más común y no necesita mucho más que un navegador«, explica el co fundador y docente del proyecto. Según él, la iniciativa del testing generó una explosión: «Las personas consiguieron empleo y en el medio de todo eso un grupo de personas amigas de la industria se enteraron, nos dijeron ‘qué copado lo que hacen, queremos abrir un nodo en La Plata’, y dijimos ‘bueno, dale, abramos un nodo‘». Ese fue el primer hecho que le dio inicio a su expansión.
Su expansión
Hoy existen 10 nodos en Argentina, dos en Uruguay y por momentos uno en Medellín, a los que analizan sumar uno en Bogotá y otro en Ciudad de México. «La forma de organización es muy linda, porque se basa en esta idea de células independientes que se autogestionan. Las personas están súper empoderadas para abrir sus propios nodos, entonces el movimiento es muy difícil de frenar», cuenta Mariano, que a la vez agrega que desde Proyecto Nahual nunca oficializaron o pusieron por escrito su modelo de gestión.
Aunque están abiertos a todo el mundo, los cursos de Proyecto Nahual -que se realizan en general los sábados y constan de 14 clases de aproximadamente 2 a 3 horas– se suelen articular con otras organizaciones sociales para ayudar a una población específica. Ya trabajaron, por ejemplo, con la Asociación Asperger Argentina, Tierra Violeta, La Poderosa, el Centro Dar y con personas con discapacidad visual. El grupo de voluntarios, que en el último año llegó a 50 activos, da cursos de testing pero también de programación e internet para adultos, de metodologías ágiles y hasta de coaching. Sus nodos más activos están en Banfield, Flores, Rosario, La Plata y Mendoza capital, y desde su origen a la actualidad ya le consiguieron empleo a más de 300 personas en Argentina y unas 20 en Uruguay.
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Nahual IT
Su existencia responde en parte a la discriminación para con los grupos sociales con los que tiene contacto el proyecto. En particular, Mariano recuerda muy bien una experiencia que tuvieron en La Carbonilla, un asentamiento que queda al lado de la estación de tren Paternal. «Nos cruzamos con una química que estaba limpiando casas. Le dimos clases y nos dimos cuenta que era brillante. Ahí nos contó que vino de Perú para poner su laboratorio bioquímico y que la estafaron. Vino con su marido que también era bioquímico, vendieron todas sus cosas en Perú y acá se quedaron sin nada. Tuvieron un hijo discapacitado, el marido se deprimió y se puso borracho y golpeador. No lo podíamos creer. Ahí Fernando -un docente del proyecto- dijo ‘yo la contrato freelance’. Nos dimos cuenta de que la industria no iba a tomar a un grupo de personas que nosotros sabíamos que eran muy capaces«, resume el ahora socio de intive.
Fernando Waisman había trabajado en Mercado Libre y en la consultora Hexacta y también había dado clases en la ORT. Se sumó a Proyecto Nahual como voluntario y después de varios años de actuar como docente decidió hacer que su impacto sea aún más profundo. «Hace 3 años y unos meses me junté con una de las profes que da clases en Villa Las Tunas y los 3 primeros egresados y decidimos abrir una empresa que sea como una continuación del Proyecto Nahual, justamente porque únicamente contratamos graduados de ahí y brindamos servicios de testing«, cuenta Fernando. Hoy, un 10% de la planta de Nahual IT tiene algún tipo de discapacidad, ya son 93 y tienen muy poca rotación, algo poco común en las empresas de sistemas. Además, exportan sus servicios a Estados Unidos, entre sus clientes hay empresas como VeriTran, FDV Solutions y Mercado Libre, entre otras, y para este año estiman facturar $ 50 millones.
En la actualidad, Stampella asegura que el perfil de los egresados del Proyecto y de Nahual IT es muy valorado en el rubro: «Hoy la calidad académica es excelente porque las personas que se sumaron al proyecto fueron muy entusiastas en ese aspecto. Así como hemos sido siempre muy desordenados en todo lo que tenga que ver con la comunicación y lo institucional, hemos sido súper rigurosos y le hemos dedicado todo lo que pudimos a aprender; desde aquella época en la que dábamos clases horribles como si fuéramos a la UBA a realmente convertirnos en fanáticos de la pedagogía que leímos todo lo que pudimos sobre pedagogía y trajimos a referentes de la industria de calidad para que mejoren los cursos todo el tiempo«. Uno de estos últimos es Federico Toledo. El desarrollador que les dio una mano con el material para el curso hoy tiene tiene un doctorado y vive en Silicon Valley.
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«Nosotros siempre tuvimos intenciones y sueños, pero Proyecto Nahual no planificaba a futuro hasta hace poco. Ahora por primera vez después de 13 años de existencia tenemos una coordinadora full time, que es la primera persona con un rol específico en la historia de la iniciativa y cuyo sueldo sostenemos con donaciones«, comenta entusiasmado Stampella, que aclara que para recibir esa ayuda forman parte de una fundación junto con otras movidas con sus mismos fines. El grupo trabaja en conjunto con Chicas Programando y Proyecto DANE, una organización que desarrolla aplicaciones para personas con distintas discapacidades.
Su esencia
A la hora de hablar de las características que los definen, Stampella menciona a la autogestión como un elemento clave. «No tocamos plata; a veces movilizamos recursos pero porque ayudamos a que entre A y B se donen. Le conseguimos recursos al comedor porque sabemos qué les sirve y a una empresa que quiere donar le decimos ‘dáselo al comedor’, pero el Proyecto en el medio no interviene en la parte económica«. Este último punto, sin embargo, hoy está en debate, ya que por primera vez después de 13 años su iniciativa tiene una empleada formal de tiempo completo. Mariano dice que siempre se les acercó muchísima gente de todos los partidos y colores a darles una mano, pero que ellos reposan más que nada en el vínculo que tienen con la industria: «Capacitamos gente muy talentosa que le sirve a las empresas, entonces de alguna manera son nuestro primer público al que decirle ‘bueno, ahora para hacer sustentable esto necesitamos que vuelva un poco de lo que damos para poder sostenerlo‘”.
Cuando piensan en expandirse, los requisitos son pocos pero vitales. «Lo que más nos importa es esa primera entrevista y que el espíritu nahualero se mantenga, que esas personas militen la generosidad como nosotros. La gente que hace todo Nahual lo hace con mucha pasión y con muchas ganas. Hacemos esto porque nos encanta ayudar y porque estamos seguros de que todas las personas pueden hacer algo desde su lugar; dar una mano y que eso genera cosas positivas».
«No hay lugares en donde no nos hayamos movido hasta conseguir un espacio que nos sea gratis. Tenemos el material, las clases se pueden dar en celulares y compartiendo internet. Hemos dado clases en una casa de familia en una villa prestando celulares y compartiéndoles los nuestros a las personas para que tomen el curso e imprimiendo en nuestras empresas el material. Ese es nuestro espíritu, que nada nos detenga. Si el espíritu está, si las ganas y el entusiasmo están, lo material lo resolvemos. Es parte de la magia nahualera: las cosas terminan sucediendo«.
Mariano Stampella, co fundador de Proyecto Nahual.
Por qué Nahual
Según Stampella, el nombre surgió por el fanatismo del grupo por los toltecas, una tribu nativa a cuyos docentes les decían nahuales. Su objetivo era copiar su espíritu basado en compartir e impartir el conocimiento.