drodriguez 28 octubre, 2024

La iniciativa «Del sartén al transporte» fue realizada por estudiantes de 6° año de la Técnica N° 466 y ganó el primer premio de un concurso nacional para secundarios.

Estudiantes de 6° año de la Escuela Técnica N° 466 Manuel Savio, de barrio Belgrano, obtuvieron el primer lugar de un concurso a la Innovación Educativa organizado por el Grupo Petersen. La distinción fue por un proyecto que propone reutilizar el aceite usado en la fritura alimentos para fabricar biodiésel.

«Del sartén al transporte» es el nombre del proyecto, presentado al premio Fundaciones Grupo Petersen a la Innovación Educativa, del que participaron escuelas secundarias de Santa Fe, San Juan, Santa Cruz y Entre Ríos.

Desde abril el equipo de la Manuel Savio, tanto docentes como alumnos, participó en distintas capacitaciones. Y este martes 22 de octubre fue el día en el que un grupo de estudiantes expuso la propuesta en la feria realizada en la ciudad de Santa Fe. «Los chicos le metieron un sartenazo a la tarde y se llevan un gran premio», dijo el presentador cuando nombró al equipo de la Manuel Savio como ganador.

De la escuela al barrio

«Realmente no lo esperábamos, nos tomó de sorpresa, estamos muy orgullosos como grupo«, dijo Mauricio De Cesar alumno de 6° año de la ex-Técnica 4 y uno de los integrantes del proyecto. La intención es que gracias al premio, de 2 millones de pesos, puedan financiar la producción de biodiésel a mayor escala. «La idea es tener un proceso más estandarizado y ser un punto verde para recibir el aceite, no solo de los estudiantes sino de los barrios de alrededor, para fabricar no solo biodiésel sino glicerina para productos de limpieza«, explicó el alumno.

El proyecto de fabricación de biodiésel es muy sencillo, es como una olla donde se incorporan tres materias primas, se las agita y con temperatura se genera la reacción química para general biodiésel”, contó Bárbara Boccoli, docente de prácticas profesionalizantes e integrante de equipo docente que acompañó el trabajo de los chicos, junto a Analía Moyano (matemática), Pablo Cabrera (ciencia), Gustavo Masaccessi y Ariel Arderius (tecnología), Nahuel Marvulli y Marcelo Paletta (industria de procesos), Juan Carlos Genuod (exdirector) y Alfredo Toriggino (director).

Aceite en la escuela

En total son 17 los estudiantes de la especialidad mecánica que participaron de este proyecto, que se enmarca en una serie de prácticas de reutilización y reciclado de residuos que propone la escuela, que actualmente incursiona en el modelo de economía circular “de manera de sembrar conciencia y generar cambios de hábitos en el cuidado del medio ambiente y regeneración del planeta”. La Manuel Savio funciona actualmente como centro de recepción de materiales reciclables del programa municipal.

Fue así que en el marco de las prácticas profesionalizantes, los chicos y chicas del último año de la ex-Técnica 4 pensaron en cómo reciclar los residuos que se generan en su casas. Una encuesta realizada en la escuela reveló que en el 98% de los hogares se descarta el aceite vegetal usado en la cocina.

Si el aceite usado se acumula en desagües de cloacas y pluviales se facilita la obstrucción de conductos y la proliferación de roedores e insectos. Si además llega al río Paraná forma una película superficial que impide el paso de la luz solar y el normal intercambio de oxígeno alterando el ecosistema aumentando la mortandad de flora y fauna”, señalan entre las justificaciones del proyecto.

De la sartén al motor

Tras una intensa tarea de investigación y capacitación, los estudiantes propusieron que la escuela sea un punto de recepción de aceite vegetal usado, para luego fabricar biocombustible de segunda generación, con posibilidades de uso en el transporte público de pasajeros, como sustituyente parcial del gasoil en motores diésel.

Para ello diseñaron y construyeron en el laboratorio un reactor piloto que permite obtener aproximadamente 10 litros de biodiésel, gracias a una reacción química entre el aceite de frituras y metanol en presencia del hidróxido de sodio.

La idea es que si obtenemos un biodiésel de calidad poder hacer algún tipo de convenio con la Municipalidad de Rosario de modo que se pueda utilizar en el transporte público”, señaló la docente Bárbara Bóccoli.

 

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