drodriguez 13 mayo, 2025

Lo más interesante es que todo empieza con lo que normalmente se desecha: aserrín, residuos agrícolas… y un fungi misionero”, dijo el investigador Ernesto Martín Giorgio, parte del equipo que impulsa el estudio.

En un pequeño laboratorio un equipo de investigadores misioneros quiere hacer historia: exploran una alternativa sostenible que a futuro reemplace en gran medida a los plásticos.

La clave está en el micelio, la red subterránea de los hongos, capaz de transformarse en materiales resistentes, biodegradables y moldeables. Así nacen los micomateriales (biomateriales a base de micelio de hongos) compuestos con potencial para revolucionar sectores como el embalaje, la construcción, el diseño y hasta el arte”, aseguró el doctor en ciencias biológicas, Ernesto Martín Giorgio,

El micelio crece sobre residuos vegetales como aserrín o bagazo, actuando como un aglutinante natural”, explicó Giorgio. Y luego contó que, cuando se le da forma mediante moldes, este crecimiento fúngico puede convertirse en macetas, paneles aislantes, envases y hasta lámparas.

Todo eso, sin usar derivados del petróleo, dijo enfático y entusiasmado por las posibilidades sustentables que proporcionan los hongos autóctonos.

El equipo

Las personas que integran el equipo detrás del proyecto está conformado, además de Giorgio, por el jefe de laboratorio, el doctor Pedro Dario Zapata y los jóvenes investigadores Abigail Guerra (becaria) y Agustín Bumisky (tesista).

Con una trayectoria de más de 20 años en biotecnología fúngica, el investigador rememoró que su tesis de grado y doctoral ya se enfocaban en hongos de la selva misionera; por aquel entonces con el objetivo de producir bioetanol a partir de enzimas fúngicas.

El problema es que el bioetanol, por ahora, no puede competir en costo con el petróleo. Por eso decidimos buscar algo más tangible y transferible a la sociedad, acotó Giorgio.

La apuesta actual se basa en especies autóctonas de la selva misionera: Nos encontramos con esto, que la verdad es una novedad y una innovación en cuanto a la posibilidad que genera la producción de estos biomateriales, sostuvo entusiasmado, ya que “podría usarse para mitigar la producción de los plásticos y que sirva por ejemplo como reemplazo del telgopor”.

Luego indicó el experto: A diferencia del hongo asiático Ganoderma lucidum -usado globalmente para este tipo de biomateriales-, nuestro equipo busca parientes locales como el Ganoderma aplanatum o Ganoderma sécile, más resistentes y mejor adaptados al entorno regional”.

Cuestión de tiempo y educación

Con un financiamiento de la Universidad Nacional de Misiones, Gel proyecto se encuentra en una fase inicial, en la que ya se produjeron las primeras probetas: bloques rectangulares de micomaterial que serán sometidos a estudios mecánicos en Oberá para evaluar su resistencia, flexibilidad y capacidad aislante.

El uso de estos hongos como material de relleno, por ejemplo, en cañas de bambú, puede mejorar el aislamiento térmico de las viviendas, detalló el investigador quien también se entusiasma con una veta artística del proyecto: lámparas, cuadros, banquetas, macetas… todo hecho con micelio.

Y lo más interesante es que todo empieza con lo que normalmente se desecha: aserrín, residuos agrícolas… y un hongo misionero, dijo el científico.

Claro que hay que acompañarlo con un cambio cultural. A la gente aún le da miedo la palabra ‘hongo’. Pero es cuestión de tiempo y educación”, remarcó convencido.

Además de la investigación, Giorgio impulsa un proyecto de extensión llamado ‘Cátedras en Acción’, que busca involucrar a docentes, artistas y estudiantes en el desarrollo de arte funcional con biomateriales fúngicos. La meta: Que la ciencia salga del laboratorio y se mezcle con la vida cotidiana”, finalizó.

 

Con hongos misioneros exploran la base de un futuro sostenible con menos plásticos