drodriguez 26 agosto, 2018

Emiliano Aquino soñaba con viajar, pero nunca imaginó que su primer destino fuera del país sería Estocolmo, en Suecia, y para representar a la Argentina ante un jurado internacional.

Determinaron que un pez, la tararira negra, puede alimentarse de las larvas del Aedes Aegypti, transmisor del dengue

Él, junto a sus compañeros y docentes de la escuela Juan García de Cossio de San Roque, en Corrientes, llegaron a la final de un concurso mundial por el agua gracias a una investigación de control biológico del Aedes Aegypti, el mosquito transmisor del dengue.

«Todavía no lo puedo creer; hasta que no pise suelo sueco no voy a entender cómo sucedió tan rápido. Esto sirve para mostrar que los chicos del interior del país también queremos mostrar lo que hacemos y nos interesa mucho la naturaleza«, cuenta emocionado este joven de 17 años que ama jugar al fútbol y ayudar a su papá en el campo.

Aquino y Micaela Linera serán los representante de este curso en el que mostrarán su proyecto por el que demostraron que un pez, la tararira negra, puede ser un controlador biológico de la reproducción del mosquito ya que se alimenta de sus larvas.

«La investigación empezó con un trabajo de campo de todo el curso. Los chicos primero hicieron un monitoreo de 27 manzanas del pueblo para constatar la presencia del vector. En 21 de esas manzanas dio positivo. Cuando tuvimos ese resultado pasamos al segundo paso, que fue instalar peceras y observamos que cada pez podía ingerir hasta 300 larvas por día«, detalla Leonardo Amarilla, uno de los profesores que ayudaron a los chicos a participar de este concurso.

La iniciativa impulsada por la Asociación Argentina de Ingeniería Sanitaria y Ciencias del Ambiente, AIDIS Argentina, y apoyada por AySA, tiene como momento cúlmine la premiación en Estocolmo del International Stockholm Junior Water Prize, considerado el Premio Nobel del Agua.

Amarilla, quien en el 2005 también compitió en Estocolmo con otros alumnos con su trabajo «Comportamiento alimentario de Belostoma Elongatum y su importancia sanitaria«, había obtenido el segundo lugar en el podio.

«Este trabajo sigue la misma línea que aquel en el que participamos. Hay que aclarar que es una investigación escolar, pero mejoramos el diagnóstico al tomar lo que el jurado nos fue señalando así como también los aportes de los científicos de la Universidad Nacional del Nordeste«, explicó el profesor.

Amarilla agrega que en este caso hallaron una especie que requiere menos cuidados que otras y es más fácil de conseguir: «La tararira negra se usa aquí como carnada y se puede comprar una bolsita por 20 pesos, no es que la gente tiene que ir a pescar. La idea también es que cada uno pueda tener su pecera, si quiere, como forma de control biológico. Pero obviamente que si en el fondo de su casa tiene cacharros con agua, esto no sirve. Es un complemento a las tareas de prevención y educación que ya se realizan«.

En San Roque, un pueblo de 8500 habitantes, la conciencia sobre los peligros del dengue es constante. La localidad está dividida en siete zonas en las que la municipalidad, los médicos del hospital, los bomberos y los docentes hacen tareas de promoción y prevención. «En la materia Ecología cuando empezamos a ver biocontroladores empezó a surgir esta idea y la participación en este concurso«, agrega el profesor y recuerda que 2016 se produjo en la Argentina la peor epidemia de dengue de la historia.

El jueves, a pocas horas de que los chicos partieran para Estocolmo, recibieron el diploma de finalistas de este importante concurso. «Tuve el honor de ser uno de los impulsores de este premio, allá por el año 1998, y quiero destacar la importancia del esfuerzo conjunto para mantener iniciativas de este tipo que cambian la vida de los estudiantes que participan«, expresó José Luis Inglese, presidente de AySA y promotor de la edición argentina del Junior del Agua.

Además de esta distinción, Amarilla indicó que el colegio obtuvo otro reconocimiento por «Lo que se viene después de las inundaciones». En este caso, el proyecto de investigación que realizaron el año pasado durante las inundaciones en San Roque, lo presentaron en el Ministerio de Educación de la Nación y lograron un pasaporte para participar de la Cumbre de Estudiantes de Secundaria por el Día Mundial de Concientización sobre Tsunamis que se realizará desde el 31 de octubre al 1 de noviembre en Wakayama (Japón).

«En Corrientes y en Misiones tenemos mucha conciencia de esto que pasa con los vectores como el Aedes Aegypti, pero lo más importante no es el premio en sí, sino la experiencia que le queda a los chicos de haber podido conseguir este premio y de representar a su país», dice Amarilla.

Los estudiantes participarán así de la Semana Mundial del Agua, que se celebrará hasta el próximo viernes. Tras su paso por Buenos Aires, además una placa, un diploma y consiguieron la publicación de su trabajo en la revista «Ingeniería Sanitaria y Ambiental».