Se trata de un kit tecnológico que comprende un bastón y anteojos conformados por sensores de proximidad infrarrojos para facilitar la movilidad, el tránsito y la autonomía.
Uno de los datos salientes de esta tecnología es que permite detectar obstáculos tanto a nivel de la cintura para abajo como hacia arriba, hasta la altura de la cara. Es que el sensor incorporado a los anteojos permite reconocer la presencia de obstáculos en altura, tales como aleros, techos y hasta ramas de árboles. En tanto, el sensor del bastón no sólo reconoce objetos a media y baja altura, sino que además cuenta con la capacidad de detectar humedad y advertir sobre la presencia de charcos y pisos mojados, que podrían significar un riesgo para la movilidad.
De este modo, la UNLP suma un gran avance al desarrollo local de la denominada tecnología wearable –o vestible, según su traducción literal-. Se trata, en líneas generales, de dispositivos electrónicos que se llevan sobre, debajo o incluido en la ropa y accesorios. Una de sus características principales es que permite la multitarea, por lo que no requiere dejar de hacer otra cosa para ser usado y puede actuar como extensión del cuerpo o mente del usuario.
El particular invento funciona de modo tal que, al detectar un obstáculo, emite una alerta al usuario por medio de sonido y vibración, que puede manifestarse en el mismo bastón o en el teléfono celular a través de una aplicación móvil conectada vía bluetooth. Este software, que está en proceso de desarrollo, es un complemento que genera la comunicación bidireccional entre el dispositivo móvil y el bastón, permitiendo configurar algunos parámetros como la función de habilitar el sonido/vibración/mensajes de alarma o conocer el nivel de la batería.
Ivana Harari, coordinadora del proyecto, sostuvo que “en la actualidad los avances tecnológicos respecto a Internet de las cosas (IoT), como la tecnología wearable y móvil, se encuentran cada vez más a disposición, por lo que se puede aprovechar para mejorar la calidad de vida de las personas, y más aún de aquellas con problemas visuales y ceguera”.
Harari agregó que “el kit de anteojos y bastón wearables son parte de una tecnología que permite la interacción de forma continua con el usuario, sensando su entorno y actuando en función de ello. También posibilita una comunicación entre los mismos dispositivos y su interacción con una aplicación móvil que incluye una interfaz adaptada, simple y accesible para poder gestionar dichos dispositivos y configurarlos en forma autónoma”.
Actualmente, el prototipo se encuentra en proceso de desarrollo, con la particularidad de que en cada una de las etapas de testeo participan tres estudiantes ciegos que cursan en la facultad de Informática. Ellos son Maximiliano Vázquez, Tomás Falco y Walter Mendoza, quienes trabajan activamente para analizar su funcionalidad, testear su diseño, validar su ergonomía y evaluar el impacto, permitiendo una retroalimentación y adecuación permanente.
Por su parte, los tesistas de Informática Paula Altoaguirre y Rodrigo Torales se encargan del desarrollo del software móvil y su comunicación y gestión del kit. En tanto, el graduado de Ingeniería, Emiliano Albarracín, colabora en la parte de electrónica de los dispositivos, analizando características de las placas microcontroladoras, sensores y elementos necesarios para el armado del dispositivo y accesorios. Se trata de un equipo multidisciplinario que también cuenta con integrantes de la Facultad de Bellas Artes y Periodismo.
Es importante tener en cuenta que, de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud, en 2010 el número estimado de personas con alguna discapacidad visual promediaba los 285 millones, de las cuales 39 millones son ciegas y 246 millones presentan baja visión. El 90% de las personas con esta discapacidad proviene de países subdesarrollados, con escasa posibilidad de acceso a servicios de prevención, reducción, tratamiento y rehabilitación.
Laura Fava, otra de las docentes integrantes del equipo, afirmó que “estas herramientas son tecnologías de apoyo o rampas digitales, ya sean dispositivos, equipos, instrumentos, recursos tecnológicos o software que permiten incrementar, optimizar o suplir ciertas características funcionales de las personas con discapacidad, que se encuentran limitadas”.
Con este novedoso aporte la UNLP adhiere al espíritu de la Convención de los Derechos de las Personas con Discapacidad que, en su Artículo IV, indica la obligación de “emprender la investigación y el desarrollo, promover la disponibilidad y el uso de nuevas tecnologías, los dispositivos técnicos y tecnologías de apoyo adecuadas para las personas con discapacidad, así como otras formas de asistencia, dando prioridad a las de precio asequible”.
En este sentido, el desarrollo de las distintas soluciones tecnológicas propuestas se enmarca bajo la filosofía de software libre, proponiendo soluciones simples y de bajo costo, dejando su codificación abierta y al servicio de la comunidad científica.
El proyecto, que es desarrollado por el instituto de investigación de la Facultad de Informática, LINTI, dirigido por el Lic. Javier Díaz, fue seleccionado para su ejecución en la Convocatoria «Universidades Agregando Valor 2018», impulsado por la Secretaría de Políticas Universitarias de la Nación.