Desde Tucumán, Ariel Katz desarrolló un emprendimiento que se encarga de reciclar aceites usados en la gastronomía para ser utilizados como combustible, atiende el ciclo completo del negocio de los aceites de frituras: provee materia prima, recolecta y trata los aceites usados y capacita en la temática.
Katz (43) es Licenciado en Administración de Empresas, tiene un posgrado en el MIT en transporte y logística, y además se especializó en energía. También es profesor universitario.
¿Cómo lo hizo?
Es muy frecuente que todo usuario de una cocina (industrial u hogareña) se vea en el dilema de qué hacer con el aceite usado e inmediatamente surjan preguntas como: ¿Dónde se arroja? ¿Se puede volver a usar? La respuesta de Ariel Katz, cofundador de BYOS, empresa argentina que recicla aceite usado, es contundente: «No deben arrojarse en la bacha, ni en el inodoro, ni en el desagüe pluvial: hay que llevarlo a punto de reciclado, porque la acumulación del aceite en las cañerías contamina y genera un espacio ideal para el hábitat de roedores e insectos«. La falta de conciencia hogareña y también profesional de muchos restaurantes lo motivó a investigar el tema y a combinarlo con las posibilidades de reciclar aceite usado para convertirlo en materia prima del biodiésel, un biocombustible del que la Argentina es uno de los países líderes en la producción.
Su conocimiento previo en compañías de energía fue argumento suficiente para convencer a su familia de involucrarse en el negocio. Así surgió en la localidad tucumana de Tafí Viejo esta pyme familiar que es pionera en el ciclo completo del negocio de los aceites para frituras: provee a emprendimientos gastronómicos aceites vegetales, recolecta y trata los aceites usados y capacita en temas relativos al manejo de aceites usados y de concientización ambiental. «Los restaurantes e industrias alimenticias son importantes generadores de aceite vegetal usado; por eso, nuestro proyecto se enmarca en lo que se denomina economía circular«, sostiene Katz.
BYOS trabaja también en la recolección de aceites en domicilios particulares y a través de municipios con quienes se establecen acuerdos. El proyecto nació entre cuatro primos, profesionales de diversas disciplinas, que comenzaron a armar una red de recolección de aceites usados. Hoy ya tienen unos 700 locales en toda la provincia de Tucumán, a los que ellos mismos les proveen recipientes. «Diseñamos un servicio de recolección de esos recipientes y, al mismo tiempo, les dejamos nuevos. Trabajamos con restaurantes, hoteles, industrias, fábricas de snacks y también llegamos a los hogares. Hoy, en la planta, logramos procesar 500.000 litros anuales, y la materia prima que obtenemos luego del filtrado y la separación de residuos puede ser utilizada por la industria petrolera para la producción de biodiésel (componente de hasta un 10% de las naftas), o bien por los biodigestores para la producción de biogás, esencialmente en la calefacción de feedlots«.
En el caso de los generadores de aceites comerciales, que son los locales gastronómicos y las industrias, según en la ciudad en que se ubiquen, tienen la obligación de reciclar sus aceites y de dispensarlos del modo correcto, no solo por un tema medioambiental, sino bromatológico, de calidad alimentaria. «Además de nuestro servicio gratuito, proveemos un certificado de recolección por dispensar sus aceites de la manera correcta. Ellos ganan y nosotros también«. En la actualidad, la compañía está trabajando para ser certificada como empresa B, que tienen un triple impacto: económico, social y ambiental.