drodriguez 16 septiembre, 2022

En la Técnica Nº 1 de Villa Progreso, docentes y estudiantes de la orientación Construcciones están desarrollando un sistema sin antecedentes: un aerogenerador para utilizar la energía del viento en zonas urbanas. En 2013, alumnos y alumnas de ese colegio y esa especialidad ganaron las olimpíadas nacionales. Ahora, desde las mismas aulas se ha encarado un hermoso e inédito desafío.

Al llegar a la Escuela Técnica Nº 1 “Libertador General San Martín” situada en la humilde y populosa barriada berissense de Villa Progreso, en avenida 122 entre 80 y 81, los chicos y chicas entran o salen de las aulas provocando el característico bullicio que inunda los colegios al mediodía, hora del cambio de turno. No obstante, en el ala del edificio donde funcionan los talleres y laboratorios que cobijan a los estudiantes del ciclo superior, reina la calma. En un salón, el profesor Cristian Cano y alumnas de 6º año de la especialidad Construcciones se encuentran parados frente a distintos prototipos de aerogeneradores, una maqueta de una vivienda unifamiliar, y un sistema de energía solar que la alimenta. Hace poco los presentaron en la Feria Provincial de Educación, Artes, Ciencia y Tecnología.

¿De qué estamos hablando? De una propuesta sobre la que “no se han encontrado antecedentes -explica el profesor principal del proyecto-, como es alimentar de energía una vivienda unifamiliar a partir de un aerogenerador urbano”.

¿Energía eólica en la ciudad? “Sí, allí donde los vientos no son fuertes ni constantes como en las superficies abiertas que suelen albergar a los parques eólicos”. ¿Y es posible? “Llegamos a la conclusión de que es posible aprovechar la energía eólica en zonas urbanas con un sistema híbrido, o sea, con un aerogenerador ‘ayudado’ por un panel solar. De ese modo se alcanzaría la meta de producir energía en diferentes condiciones climáticas, aumentando así su eficiencia”, explicó el docente, quien cuenta con la colaboración de su colega Ariel Crespo.

Hablar de una vivienda alimentada por energías limpias o renovables en la Escuela Técnica Nº 1 de la zona conocida como “La Franja” es cosa seria. Y es que en el año 2013, los alumnos de 7º año ganaron las Olimpíadas Nacionales de la Especialidad Construcciones con una propuesta de vivienda de madera íntegramente alimentada por energías alternativas.

Ahora, con la inédita propuesta que vienen impulsando desde 2021 los docentes y estudiantes al desarrollar un prototipo que utilizaría la energía eólica en zonas urbanas, la comunidad educativa ha dado un paso que implica un gran desafío.

La alumna Lourdes Leguizamón, la maqueta y los prototipos del trabajo de investigación

Un sistema híbrido

Para realizar el prototipo utilizaron la impresora 3D que llegó al colegio desde el INET

Comencemos por el abecé de la cuestión, le proponemos al profesor Cano y a las alumnas Lourdes Leguizamón y Dominique Hortigosa desde nuestra ignorancia: ¿Qué es la energía eólica?, preguntamos (nunca hay que dar nada por sentado). “La energía eólica hace referencia a aquellas tecnologías y aplicaciones en las que se aprovecha la energía cinética del viento, convirtiéndola en energía mecánica o eléctrica”, nos cuentan las chicas, quienes enseguida aclaran que de este proyecto también participaron (en 2021) y participan (en este ciclo lectivo) Camila Leguizamón, Guadalupe Calase y Nicolás Fernández.

Entonces, en este caso, la aplicación o dispositivo es un aerogenerador cuyas piezas centrales “fueron fabricadas con la impresora 3D que recibió la escuela por parte del INET (Instituto Nacional de Educación Tecnológica)”, con el cual se aprovecha la energía cinética del viento “para convertirla en energía eléctrica”.

Con esta escala es posible cargar celulares, alimentar computadoras o aparatos de TV”, dice Cano, para explicar que la idea es llegar a desarrollar el aerogenerador con los materiales necesarios para que se pueda fabricar en serie. Y aclara que uno similar al prototipo que hicieron en el colegio, en Europa cuesta unos 1.500 euros. Cifra muy elevada sin las hay.

Con el panel solar y su correspondiente sistema electrónico adosado y compactado al aerogenerador, la puesta en marcha de más de un dispositivo en una vivienda unifamiliar posibilitaría, como mínimo, hacer funcionar todos los electrodomésticos. Y eso más allá de las condiciones climáticas, pues al tratarse de un sistema híbrido, si el sol pega de lleno las baterías se cargarían “vía energía solar”, y si el cielo está completamente nublado y soplan vientos, serían éstos los que aportarían la energía necesaria.

¿El gran desafío? Cómo generar energía eléctrica con poco viento”, subrayan el docente y las alumnas.

El proyecto, en palabras del docente

Cuidar el medioambiente, una sana obsesión de los jóvenes

A la hora de explicar las razones que motivaron el trabajo, remarcan que “el actual modelo económico está basado en combustibles fósiles, y cuenta con una estructura de costos que no penaliza los efectos sobre el medioambiente. En este sentido, las energías renovables son indispensables para luchar contra el cambio climático, ya que producen energía sin emitir gases de efecto invernadero”.

Pero además -continuaron-, la demanda por el reemplazo de las fuentes tradicionales de energía es cada vez más fuerte no sólo por la toma de conciencia sobre el cuidado del medioambiente, sino también para dejar de depender del petróleo y sus derivados que, a medida que pasa el tiempo, tienen un costo más y más elevado (por su concentración en algunos países y por su creciente escasez)”. Y en ese contexto puntualizaron: “Este proyecto comenzó a partir de la toma de consciencia que genera el uso de las energías renovables, ya que no solamente ayudan a disminuir el uso de combustibles fósiles, sino que también promueven la independencia energética”.

Simulacro de vientos sobre el prototipo de aerogenerador urbano

Un año y medio de estudio y trabajo

El proyecto comenzó en 2021, cuando un grupo de alumnos y alumnas armaron una maqueta de una vivienda unifamiliar a la que alimentaron mediante un panel solar con su respectivo sistema electrónico y batería. En tanto, la construcción del aerogenerador fue cumpliendo fases hasta que en el presente ciclo lectivo llegaron a un prototipo que “funciona bien, pero que seguiremos mejorando y mejorando hasta llegar a aquel que, si las circunstancias se dan, pueda ser fabricado en serie”.

En un parque eólico el diámetro de las palas de los aerogeneradores alcanza los 67 metros, y están ubicados a unos 80 metros de altura, sobre torres o estructuras enormes. Los vientos, en tanto, son fuertes y constantes. En zonas urbanas es imposible lograr esas condiciones. Es por ello que se ha optado por compactar un panel solar al aerogenerador.

Energía eólica, una de las más antiguas

La energía eólica es una de las más antiguas usadas por la humanidad, nos cuentan en la Escuela Técnica Nº 1. “Desde el siglo II a.C, en China se utilizaban molinos de viento para moler granos o bombear agua. Con la llegada de la electricidad, a finales del siglo XIX, los primeros aerogeneradores se basaron en la forma y el funcionamiento de los molinos de viento. En el año 1888, Charles F. Brush construyó el ‘molino de poste Brush’ en Cleveland, Ohio, Estados Unidos. Parecía un ventilador gigante con una cola y producía alrededor de 12 KV, energía que se almacenaba en baterías, las cuales alimentaban a las lámparas y a pequeños motores eléctricos”.

Finalmente, resaltan que hoy en día “resulta imprescindible reducir la dependencia de la economía del petróleo y los combustibles fósiles. Es necesario desarrollar tecnologías y sistemas de vida y trabajo para lograr auténticos sistemas sostenibles. Se debe obtener energía de las fuentes renovables de forma económica y respetuosa con el medio ambiente”.

Aunque ya se ha producido una mayor sensibilización de la sociedad frente a la necesidad de emprender labores de conservación y ahorro energético -dicen-, se debe hacer hincapié en lo imprescindible que es la utilización de tecnologías basadas en soluciones energéticas alternativas, principalmente de aquellas procedentes de fuentes renovables”.

Con recursos muchas veces insuficientes, reciclando materiales, solventando varios gastos de los bolsillos de los profesores y con alumnos estudiando y trabajando largas horas extracurriculares, cuando hay vocación y ganas se avanza. Y eso les sobra a los docentes y estudiantes de la especialidad Construcciones de este colegio, que se levanta allí donde empiezan a confundirse los barrios Villa Progreso y El Carmen, en el límite entre Berisso y La Plata.

 

https://90lineas.com/2022/09/15/escuela-tecnica-1-berisso/