drodriguez 22 mayo, 2023

Estudiantes de escuelas técnicas de toda la provincia se involucran en la realidad de sus localidades y elaboran proyectos que brindan respuestas a las dificultades que atraviesan los vecinos. Un taller de verificación técnica, una desgranadora de maíz, un laboratorio de energías renovables, un quemador de biomasa, material didáctico para otros establecimientos, un satélite meteorológico y cableado para informática son algunas de las ideas puestas en práctica.

Siempre en la mira, las noticias que sobresalen de las escuelas casi nunca son las mejores. Que un grupo de alumnos peleó, indicadores sobre deserción, malas calificaciones en tal o cual materia. Pero los centros educativos como parte del tejido social son mucho más que eso y también actúan como una caja de resonancia de lo que está pasando en la comunidad donde se insertan.

Un reflejo de esto es lo que sucede puertas adentro de la modalidad técnica. A lo largo y ancho de la provincia se despliegan 88 establecimientos en 56 municipios y la demanda de bancos no cesó en los últimos años.

Según datos del Ministerio de Educación de Misiones la matrícula de estudiantes cerró el año pasado con 23.000 alumnos.

Es decir que actualmente, sobre un total de 100.000 alumnos que tiene el nivel secundario, el 23% es de la modalidad técnica. A su vez, la participación de las mujeres también está creciendo. El año pasado finalizó con un 43% de estudiantes mujeres. El desafío central ahora pasa por aproximarse cada vez más a lo que indican los países industrializados, donde se plantea que de cada diez egresados tres deberían ser técnicos.

Algo de eso ya empezó a ocurrir dado que en el último tiempo más establecimientos se ven obligados a desdoblar aulas de niveles superiores ante la elevada matrícula, algo que no pasaba años atrás.

A su vez, según datos del Instituto Nacional de Educación Tecnológica (INET) el 70% de las técnicas misioneras son de orientación industrial y el porcentaje restante se distribuye entre agropecuaria y de servicios.

Resolver

Dentro de estos colegios secundarios se observa quizás el punto más palpable de alumnos y docentes con compromiso social y dispuestos a ayudar a resolver -con sus conocimientos- los problemas que se presentan en las localidades. En San Pedro, por ejemplo, la EPET 28 se encuentra en proceso de ejecución para el montaje del taller de Verificación Técnica Vehicular de la zona. La idea partió ante la falta de uno en el lugar y el proyecto ya fue reconocido a nivel nacional.

La misma institución se sumó ahora a desarrollar una desgranadora de maíz, algo que tampoco existe allí y estiman que ayudará a las familias productoras que residen en Paraje Gentil.

En San Antonio, la EPET 44 trabaja en el montaje e instalación del primer Laboratorio de Energías Renovables de la provincia. En un mundo que cambia y donde la contaminación está a la orden del día, la premisa es que los chicos sean parte activa del proceso de transformación.

En Puerto Esperanza la EPET 18 fue más allá. La institución tiene una vasta trayectoria para desarrollar trabajos pedagógicos que favorezcan al entorno. Años atrás crearon un muñeco que enseñaba braille y juegos didácticos para personas con discapacidad visual, proyectos que incluso fueron destacados en Tecnópolis.

En 2022 fueron parte del lanzamiento de un satélite experimental -construido en sus talleres- que se envió al espacio desde el Centro Espacial Teófilo Tabanera de Córdoba. La escuela fue una de las cinco elegidas entre 850 de todo el país y la premisa que se plantearon esa vez fue realizar una demostración tecnológica de la siembra de nubes utilizando serpentinas metálicas para controlar niebla y granizo.

Todas son iniciativas que nacen en el aula, de la mano de estudiantes y docentes ante una necesidad que ven en sus comunidades y a la que le buscan soluciones.

 

Diario El Territorio